viernes, 12 de octubre de 2012

El "Encuentro" de Octavio Paz


Cuando se encuentra con quien se cree ser.

Incalificable poeta, escritor y ensayista, Octavio Paz Lozano nació el 31 de Marzo de 1914 en México, Distrito Federal. Fue ganador del premio Nobel de literatura en 1990; su obra abarcó varios géneros, todos con un estilo propio e irrepetible, ya que Paz, se encontró así mismo.

El prolifero escritor tuvo contacto con la literatura desde pequeño debido a su abuelo, quien lo condujo tanto por la literatura clásica, como el modernismo mexicano. Sus primeros escritos estuvieron bajo la influencia de poetas europeos, a los 19 años publicó la colección de poemas Luna silvestre, y para 1937 se le consideró el poeta más joven y prometedor de la capital mexicana.

Pero, ¿siempre supo Paz quien fue realmente?, ¿o fruto de ese desconcierto fue por lo que nunca echó raíz en ningún movimiento literario? y es que ninguna etiqueta encaja en su poesía: neomodernista en sus comienzos; más tarde, poeta existencial; y en ocasiones, poeta con dejos de surrealismo. ¿Hasta que punto este escritor supo quien era?

Este inverosímil cuestionamiento se presenta en su cuento corto “Encuentro”, donde el personaje principal, un hombre anónimo, se ve salir a si mismo de su casa. Su inquietud lo hace “seguirse” hasta un bar, ahí, tras un fallido intento de comunicación telepática con el supuesto “impostor”, el narrador de la historia lo enfrenta, para sorpresa de los presentes. Al “simulador” le parece conocido su interlocutor, y después de una infructífera charla de reconocimiento, ambos hombres se arman a golpes; como resultado: el “suplantado” termina categóricamente botado del bar, con la cara desecha.

Eso ocurre cuando se cree ser alguien, pero no se esta seguro de ello. Este ser arquetipizado que Octavio Paz presenta, puede ser cualquiera: un día, al llegar a casa, uno puede verse salir a si mismo, seguirse, tratar de alcanzarse y confrontarse a esa imagen que se cree propia, pelear por ella, aun que nadie respalde la idea… por ello, abro la interrogante: ¿somos realmente quienes creemos ser? ¿O también terminaremos en la calle,  con la cara destrozada por molestar a alguien que cree conocernos, pero no nos reconoce?

Es en ese punto donde entra el paradójico juego de la percepción, cuando uno se encuentra con quien se cree que es, pero ¿y si al final del relato, todo es el desvarío de un hombre ebrio que creyó verse a si mismo? ¿Puede el influjo del alcohol manipular nuestra mente al grado de creer que otra persona nos suplanta? sin embargo, se debe tomar en cuenta esa duda que siempre nos acosará ¿y si no fuera él, sino tu o yo…?

1 comentario: